La depreciación del yen derivada de una política monetaria laxa aumenta la competitividad de las exportaciones pero eleva los costos de importación; los inversores pueden comprar activos japoneses a bajo precio.
Últimamente, muchos amigos planean viajar a Japón para hacerse con cosméticos, y las fotos de paisajes japoneses aparecen con frecuencia en el círculo de amistades, y algunas personas incluso se plantean lanzarse a comprar inmuebles en Japón. La razón subyacente de este fenómeno es sencilla: el yen se ha depreciado, lo que hace más barato ir a Japón y gastar menos en compras. Sin embargo, es vital que los inversores entiendan la verdadera razón de la depreciación del yen y los motores económicos que hay detrás. Esto ayudará a crear la mentalidad de inversiones adecuada y a evitar seguir ciegamente a la multitud. En la siguiente sección, profundizaremos en las razones de la depreciación del yen, su impacto y las estrategias de inversión para hacerle frente.
Las razones de la depreciación del yen
Al igual que las acciones, el valor de las divisas sufre altibajos. El yen ha experimentado una depreciación significativa varias veces a lo largo de su historia. Por ejemplo, tras la crisis financiera asiática de 1997. el yen experimentó fuertes fluctuaciones frente al dólar estadounidense, depreciándose de unos 90/USD a unos 130/USD.
En 2012 Shinzo Abe se convirtió en primer ministro de Japón y puso en práctica la «AbeEconomía. Economía.'? Una de las medidas clave es promover la depreciación del yen. Como resultado de sus políticas, el yen se depreció frente al dólar estadounidense de alrededor de 80/US$ en 2012 a 120-125/US$ en 2015. Esta fase de depreciación del yen se considera en general un signo de éxito de las políticas, ya que impulsó significativamente el crecimiento de las exportaciones japonesas y repercutió positivamente en la recuperación económica.
El brote de COVID-19 trajo consigo incertidumbre económica mundial y desafíos para la economía japonesa. En respuesta a la recesión económica, el Banco de Japón continuó con su política monetaria acomodaticia, que llevó a la depreciación del yen frente al dólar estadounidense hasta aproximadamente 140/US$ en 2022 y 2023.
Posteriormente, la depreciación del yen ha estado en un estado prolongado, una tendencia que se deriva en gran medida de una combinación de múltiples factores económicos y políticos. La continuada política monetaria acomodaticia del Banco de Japón, unida a un prolongado entorno de tipos de interés bajos, ha provocado un descenso del poder adquisitivo del yen. Además, los cambios en la situación económica internacional, como la incertidumbre sobre el crecimiento económico mundial y los ajustes políticos en las principales economías, han intensificado aún más la presión para depreciar el yen. Todos estos factores se han combinado para hacer que el yen sea persistentemente más débil durante un periodo de tiempo más largo.
Hay que tener en cuenta que Japón se enfrenta desde hace tiempo a un déficit comercial, lo que significa que las importaciones han superado a las exportaciones. Japón ha registrado un déficit comercial en cada uno de los últimos tres años aproximadamente. Esta situación ha provocado salidas de capital de Japón, lo que ha aumentado la presión sobre el yen para que se deprecie. Los déficits comerciales indican que Japón no es lo suficientemente competitivo en el mercado internacional y necesita más divisas para pagar las importaciones, lo que puede reducir el valor del yen.
Y desde 2016. el Banco de Japón ha aplicado una política de tipos de interés negativos, fijados inicialmente en el -0,1%. La política de tipos de interés negativos ha dado lugar a unos rendimientos muy bajos de los depósitos y las inversiones dentro de Japón. En busca de mayores rendimientos, los inversores y las instituciones financieras tomaron prestados yenes y, en su lugar, invirtieron en activos extranjeros con tipos de interés más altos, como bonos del Tesoro estadounidense o europeo y propiedades inmobiliarias. Estas operaciones de arbitraje han seguido aumentando la demanda de divisas extranjeras al tiempo que han alimentado la tendencia a la depreciación del yen.
No sólo los particulares y las instituciones, sino incluso el gobierno japonés y las grandes empresas han participado en el arbitraje de divisas. El gobierno japonés realizó grandes inversiones en bonos extranjeros y obtuvo ingresos gracias a los diferenciales. Esta operación agravó la depreciación del yen porque necesitaban cambiar el yen por otras divisas para sus inversiones. Las empresas, a su vez, pueden presionar aún más a la baja al yen repatriando a Japón los activos rentables en dólares o euros.
El nivel de deuda pública de Japón es muy elevado, superando a día de hoy el 250% del PIB. En estas circunstancias, si el Banco de Japón estabilizara el tipo de cambio del yen subiendo los tipos de interés, podría desencadenar una violenta agitación en el mercado financiero nacional. El elevado nivel de deuda hace que el Banco de Japón se enfrente a un enorme dilema político, limitando sus opciones en política monetaria.
Además, el gobierno japonés posee una gran cantidad de bonos del Tesoro estadounidense. Tesoro. Si el gobierno japonés opta por vender estos bonos del Tesoro para disminuir la depreciación del yen, esto afectará a la liquidez del mercado de bonos del Tesoro estadounidense y puede desencadenar el descontento del Tesoro estadounidense. El Tesoro estadounidense puede tomar contramedidas contra Japón, como incluir a Japón en la lista de manipuladores del tipo de cambio, lo que aumenta aún más la dificultad del gobierno japonés en las operaciones de cambio.
Además, el mercado es muy sensible a las políticas y acciones del Banco de Japón. Si el mercado cree que el Banco de Japón es incapaz de responder eficazmente a la presión depreciatoria sobre el yen, puede acortar aún más la cotización del yen y exacerbar su depreciación. Esta desconexión entre las expectativas del mercado y las políticas reales ha conducido a un círculo vicioso de depreciación del yen.
Desde abril de 2024. el yen ha seguido cayendo frente al dólar estadounidense, y en un momento dado amplió su descenso hasta el 2%. A finales de junio, el tipo de cambio había caído incluso por debajo de la marca de 1,160 yenes, un mínimo de 38 años. Aunque el yen se ha recuperado desde entonces, el tipo de cambio ha vuelto a registrar una tendencia a la baja recientemente.
La razón es que la política de subidas de tipos de interés de la Reserva Federal ha provocado una ampliación del diferencial de tipos de interés entre Japón y Estados Unidos, lo que ha provocado salidas de capital de Japón, con la consiguiente depreciación del yen. Aunque la mayoría de los analistas esperan ahora que la Reserva Federal efectúe entre 2 y 3 recortes de tipos antes de finales de año, es probable que el Banco de Japón se muestre muy cauto en cuanto al ritmo de la próxima subida de tipos, dada la débil situación de la economía japonesa. Como resultado, el gran diferencial entre Japón y EE.UU. sigue existiendo, y el patrón general de un dólar fuerte y un yen débil es difícil de cambiar.
En general, detrás de la depreciación del yen se encuentra una combinación de la política económica japonesa, el comportamiento del mercado y múltiples factores del entorno económico internacional. Para hacer frente a esta tendencia a la depreciación, Japón necesita encontrar un nuevo equilibrio entre la política económica y las operaciones de mercado para evitar mayores riesgos económicos y financieros.
Impacto de la depreciación del yen
Como país desarrollado, la depreciación del yen tiene implicaciones de gran alcance. Esta depreciación de la moneda ha tenido un impacto significativo no sólo en la economía doméstica de Japón sino también en otros países asiáticos, con importantes efectos en cadena. Además, la depreciación del yen ha tenido un amplio impacto en la economía mundial y en los mercados financieros.
Para la economía japonesa, el impacto de la depreciación del yen tiene dos caras. En primer lugar, la depreciación del yen puede estimular significativamente las exportaciones de Japón. Los productos fabricados en Japón son relativamente menos caros en el mercado internacional, lo que aumenta su competitividad. Esto no sólo ayuda a ampliar la cuota de mercado exterior de las empresas japonesas, sino que también atrae a más turistas extranjeros a Japón, impulsando aún más el crecimiento del turismo. Además, el aumento de los ingresos por exportación supone un impulso positivo para el crecimiento general de la economía japonesa.
Sin embargo, la otra cara de la moneda es el aumento de los costes de producción para las empresas japonesas. Con la depreciación del yen, ha subido el coste de las materias primas y la energía importadas, lo que afecta directamente a las empresas que dependen de las importaciones, pudiendo provocar un aumento de sus costes de producción y una compresión de los márgenes de ganancia. A largo plazo, esta presión de los costes puede debilitar la competitividad de las empresas japonesas en el mercado internacional y repercutir negativamente en el desarrollo sostenido y sano de la economía japonesa. Por lo tanto, a pesar de algunos beneficios económicos de la devaluación a corto plazo, es necesario evaluar cuidadosamente sus efectos a largo plazo.
Como en el caso del mercado bursátil japonés, a pesar de haber alcanzado nuevos máximos y de haber superado los máximos históricos anteriores en el pasado reciente, el crecimiento real es limitado cuando se denomina en dólares estadounidenses. El mercado inmobiliario ha tenido un comportamiento similar, ya que los precios de la vivienda en Tokio siguen sin recuperar los niveles previos al estallido de la burbuja de los años 90 en dólares estadounidenses, a pesar de que los precios en términos japoneses ya han superado sus máximos históricos.
Así pues, la continua depreciación del yen no sólo revela problemas estructurales dentro de la economía japonesa, sino que también puede presagiar una serie de dificultades para el futuro desarrollo económico. Aunque la depreciación ha aportado algunos beneficios a la economía japonesa a corto plazo, como el estímulo de las exportaciones y el turismo, sus efectos a largo plazo deben evaluarse con cautela. Una depreciación sostenida podría desencadenar retos económicos más profundos, debilitar la confianza del mercado, aumentar la volatilidad de los mercados financieros y, por tanto, suponer una amenaza potencial para la estabilidad económica general de Japón.
La depreciación del yen ha tenido un profundo impacto no sólo en la economía japonesa sino también en la economía mundial, especialmente en los países asiáticos con los que Japón mantiene fuertes inversiones y lazos económicos y comerciales. Puede desencadenar el riesgo de una devaluación competitiva en el mercado, desfavorable para las exportaciones de países como China y Corea.
La depreciación del yen ha aumentado significativamente la competitividad de las mercancías japonesas en el mercado internacional, especialmente en sectores como el automovilístico y el electrónico, que compiten directamente con China. A medida que las mercancías japonesas se abaratan, las industrias manufactureras chinas de gama media y alta pueden enfrentarse al riesgo de perder pedidos, lo que debilitaría la capacidad exportadora de China en estos sectores.
Esta situación supone una amenaza potencial para la economía china, especialmente en el contexto actual en el que las exportaciones son el principal motor del crecimiento. Si la competitividad de las exportaciones chinas se debilita, el crecimiento económico general podría verse afectado negativamente, exacerbando la actual desaceleración de las inversiones y el consumo.
Además, la depreciación del yen podría provocar una apreciación del renminbi con respecto al yen, lo que tendría importantes implicaciones para el entorno de trading e inversiones entre China y Japón. A medida que el precio de los productos japoneses se haga más atractivo, los exportadores chinos podrían enfrentarse a una mayor presión competitiva, ya que los productos japoneses serían más competitivos en precio en los mercados internacionales.
Al mismo tiempo, la depreciación del yen puede atraer a más inversores extranjeros al mercado japonés, aumentando así el atractivo de Japón en el mercado mundial de inversiones. Sin embargo, también puede encarecer las inversiones de los inversores japoneses en el mercado chino y debilitar su voluntad de invertir en China, afectando así a los flujos de capital y a la cooperación económica entre China y Japón.
La tendencia a la depreciación del yen ha puesto de manifiesto la falta de coordinación de la política monetaria entre las principales economías mundiales, y esta falta de coordinación tiene implicaciones de gran alcance para los flujos internacionales de capital, la volatilidad de los tipos de cambio y las decisiones de inversión en el mercado. Así pues, los inversores y las instituciones financieras mundiales han tenido que ajustar sus estrategias en respuesta a este cambio. Esta divergencia política, transmitida a través de los mercados financieros, afectó aún más a la economía mundial y supuso una amenaza potencial para la estabilidad económica de ciertos países.
En definitiva, la depreciación del yen es un fenómeno complejo y polifacético con implicaciones de gran alcance tanto para la economía japonesa como para la economía mundial. La continua depreciación del yen no sólo ha reconfigurado el panorama económico regional, sino que también ha planteado importantes retos a la estabilidad de la economía mundial y a la dinámica del mercado. Este cambio ha obligado a los países a ser más cautos y coordinados a la hora de responder a las fluctuaciones de la economía mundial y ajustar sus políticas internas para mantener un desarrollo económico sostenido y la estabilidad.
Estrategias de respuesta de las inversiones a la depreciación del yen japonés
Actualmente, el yen se encuentra en un mínimo histórico frente al dólar estadounidense. En 2022 10.000 yenes aún podían cambiarse por unos 85 dólares estadounidenses, pero ahora sólo pueden cambiarse por unos 62 dólares estadounidenses. Esto significa que si tiene dólares estadounidenses para gastar en Japón, estará disfrutando esencialmente de un descuento de más del 25%. Esta es la razón por la que un gran número de turistas y sustitutos han acudido en masa a Japón, creando un auge de las compras.
Los expertos predicen que la depreciación del yen se siga prolongando, ya que el Banco de Japón mantiene su política de tipos de interés bajos. Esto no sólo aumenta el atractivo del gasto a corto plazo, sino que también ofrece oportunidades para invertir en activos japoneses a precios rebajados. Comprar acciones y propiedades japonesas o invertir en empresas japonesas con dólares estadounidenses equivale a adquirir activos de calidad a un coste inferior.
Sin embargo, la volatilidad del tipo de cambio es un arma de doble filo. Mientras que la depreciación del yen a corto plazo ofrece oportunidades de inversión, si el yen sigue depreciándose, puede afectar al rendimiento de las inversiones. Suponiendo que el dólar para comprar activos japoneses, el tipo de cambio actual es de un dólar a 150 yenes, el futuro del yen, y luego cayó a un dólar a 160 yenes, incluso si los activos en yenes denominados ningún cambio en el valor del dólar de vuelta al tiempo de la reducción en el valor del dólar.
Japón acaba de experimentar los «30 años perdidos», el lento crecimiento económico y la deflación son graves. Para invertir esta situación, el gobierno japonés y el banco central tomaron una serie de medidas, entre ellas la bajada de los tipos de interés y la venta de deuda estadounidense. Estos fondos se destinaron a la construcción de infraestructuras, investigación y desarrollo científico y tecnológico, etc., con la intención de estimular el crecimiento económico.
Por ejemplo, mediante la venta de bonos estadounidenses, Japón ha obtenido billones de yenes, aprovechando la depreciación del yen para financiar proyectos ferroviarios de alta velocidad y de energía verde, impulsando el desarrollo de la cadena industrial correspondiente. Además, Japón también ha apoyado a las empresas para que realicen innovaciones y mejoren su competitividad mediante la creación de un fondo para la investigación y el desarrollo científico y tecnológico.
A pesar de las medidas positivas adoptadas por el gobierno japonés, todavía es dudoso que se pueda lograr realmente un repunte económico. En los últimos 30 años, Japón ha probado políticas similares, pero los resultados no han sido significativos. El actual entorno económico mundial es complejo, y factores como los riesgos geopolíticos y las disputas comerciales internacionales también pueden lastrar la recuperación económica de Japón.
Y en respuesta a la depreciación del yen, Japón ha anunciado planes para vender deuda estadounidense a gran escala a partir de 2026 y aplicar una política de subidas de los tipos de interés. Estas iniciativas pretenden estabilizar el tipo de cambio del yen, pero también aumentan la incertidumbre del mercado. El impacto negativo de la subida de los tipos de interés en el mercado se vio aún más magnificado por el hecho de que la situación económica de Japón mostraba un serio lastre. Estas medidas políticas minaron aún más la confianza del mercado en la economía japonesa y aumentaron la volatilidad de los mercados mundiales.
Por supuesto, si uno invierte en valores japoneses de alto crecimiento, como empresas con rendimientos anuales del 20%, su inversión puede seguir dando buenos rendimientos aunque el tipo de cambio se deprecie. Por el contrario, si los rendimientos de las inversiones son bajos, una mayor depreciación del tipo de cambio puede agravar las pérdidas. Por lo tanto, invertir en activos japoneses no sólo debe depender del tipo de cambio, sino también evaluar cuidadosamente el potencial de los activos en los que se invierte.
Cabe señalar que las empresas tecnológicas japonesas están obteniendo buenos resultados en los sectores de los semiconductores y las nuevas energías, demostrando una fuerte competitividad e innovación. Si uno es optimista sobre el potencial de crecimiento a largo plazo de estos sectores, las fluctuaciones del tipo de cambio a corto plazo, incluida la depreciación del yen, pueden no tener un impacto significativo en los rendimientos finales. Los inversores deberían centrarse en las tendencias a largo plazo de estos sectores más que en las fluctuaciones del mercado a corto plazo, especialmente en el contexto de la continua demanda mundial de semiconductores y nuevas fuentes de energía, que se espera que sean importantes áreas de crecimiento en el futuro.
En resumen, la depreciación del yen ofrece una oportunidad para lanzarse a corto plazo a los activos japoneses, pero también hay que desconfiar de los riesgos asociados a un debilitamiento sostenido del tipo de cambio. Para los inversores a largo plazo, es crucial centrarse en el valor intrínseco y el potencial de crecimiento a largo plazo de los activos en los que se invierte en lugar de dejarse llevar por las fluctuaciones a corto plazo del tipo de cambio. Evaluando el verdadero valor de los activos, los inversores pueden encontrar oportunidades de inversión sólidas en mercados volátiles y garantizar la sostenibilidad de los rendimientos a largo plazo.
Razón | Impacto | Estrategias de inversión |
Flexibilización del banco central, tipos bajos | Depreciación del yen, estimulación de las exportaciones | Invertir en empresas orientadas a la exportación |
Mayor diferencial de tipos entre Japón y EE.UU. | El yen cae más rápidamente por las salidas de capital. | Comprar activos en yenes |
Aumento de las operaciones de carry trade en el mercado de divisas | Mayor volatilidad del mercado | Utilizar instrumentos de cobertura |
Déficit comercial a largo plazo | Mayores costes de importación, presión sobre las ganancias | Centrarse en los exportadores |
Deuda elevada, espacio político limitado | Duras subidas de tipos, debilitamiento de la confianza | Invertir en activos de refugio seguro |
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