Definición, impacto y normas de adecuación de capital

2024-09-06
Resumen:

El coeficiente de adecuación de capital mide la salud financiera y la tolerancia al riesgo de un banco. Un coeficiente alto favorece la estabilidad, pero demasiado alto puede reducir la eficiencia.

La frase "la banca es la madre de todas las industrias" es familiar y, como muchos consideran que los bancos son una de las industrias más estables del mundo, las acciones bancarias suelen considerarse una inversión preferida a largo plazo en las carteras de inversión. Sin embargo, el colapso de Silicon Valley Bank ciertamente ha dejado a muchos inversores escépticos. No obstante, el reciente desempeño sólido de las ganancias de las acciones bancarias ha renovado el interés de los inversores. Pero antes de actuar, debemos echar un vistazo a la métrica clave de la adecuación de capital. A continuación, profundicemos en la definición, el impacto y los estándares regulatorios de la adecuación de capital.

Capital Adequacy Ratio

¿Qué significa el ratio de adecuación de capital?

Conocido como índice de suficiencia de capital (CAR, por sus siglas en inglés), es una medida importante de la salud financiera y la tolerancia al riesgo de un banco, que representa la relación entre el capital total de un banco y sus activos totales ponderados por riesgo. Este indicador refleja si un banco tiene suficiente capital para absorber pérdidas potenciales, hacer frente a los riesgos y mantener operaciones estables.


Como componente importante del sistema financiero, la solidez de los bancos es crucial. Al exigirles que mantengan un determinado coeficiente de suficiencia de capital, los reguladores garantizan que los bancos tengan suficientes reservas para hacer frente a los desafíos económicos, evitando así la insolvencia por falta de capital. Esta medida regulatoria no sólo mantiene la estabilidad de los bancos individuales, sino que también ayuda a salvaguardar la seguridad y la estabilidad del sistema financiero en su conjunto.


También tiene un impacto directo e inmediato en las decisiones de los bancos en materia de préstamos e inversiones. Cuando el coeficiente de suficiencia de capital es bajo, los bancos pueden enfrentarse a restricciones regulatorias que les impidan conceder nuevos préstamos o realizar inversiones riesgosas para evitar que los riesgos aumenten aún más. En este caso, los bancos pueden ser más cautelosos a la hora de elegir a quién prestar y en qué invertir para mantener los niveles de capital y cumplir con los requisitos regulatorios.


Por otra parte, los bancos con mayor capital tienen mayor flexibilidad financiera y tolerancia al riesgo, y pueden participar en una gama más amplia de actividades financieras, incluida la expansión de su negocio crediticio y la exploración de oportunidades de inversión de alto rendimiento. Esta base de capital adecuada no sólo mejora la competitividad de los bancos en el mercado, sino que también promueve el crecimiento económico y la actividad del mercado financiero.


Un coeficiente de suficiencia de capital elevado implica un bajo nivel de apalancamiento para los bancos, lo que sugiere que estos tienen reservas de capital más adecuadas en sus balances. Incluso cuando poseen algunos activos riesgosos (por ejemplo, bonos basura), los bancos están en mejores condiciones de soportar posibles pérdidas financieras.


Esto se debe a que un capital adecuado proporciona a los bancos un colchón que les permite soportar un cierto nivel de pérdidas sin caer en dificultades financieras inmediatas, incluso si se enfrentan a una caída del valor de esos activos riesgosos o a un impago de los mismos. De esta manera, un capital elevado no sólo mejora la solidez de un banco, sino que también aumenta su tolerancia al riesgo frente a la volatilidad del mercado y la incertidumbre económica.


Durante una crisis financiera, un bajo coeficiente de suficiencia de capital puede provocar una crisis de liquidez o incluso la quiebra de un banco, lo que puede tener un efecto dominó sobre todo el sistema financiero. Para los inversores, es un indicador importante para juzgar si las instituciones financieras tienen suficiente protección para hacer frente a los riesgos sistémicos. Si el capital del sistema bancario es bajo, puede provocar pánico en el mercado y afectar la asignación de activos y el apetito de riesgo de los inversores.


Por ejemplo, durante la crisis financiera de 2008, muchos bancos enfrentaron graves crisis financieras debido al apalancamiento excesivo y la falta de capitalización. Los reguladores de muchos países y regiones han reforzado las normas de suficiencia de capital después de la crisis, exigiendo a los bancos que aumenten sus reservas de capital para minimizar los riesgos financieros futuros.


El coeficiente de adecuación de capital es un indicador clave para los inversores a la hora de evaluar el valor de inversión de las acciones de bancos o instituciones financieras. Un coeficiente alto no solo indica que el banco es muy resistente al riesgo, sino que también implica que el banco no se enfrentará a una presión financiera excesiva durante una recesión económica. Además, los inversores pueden analizar su tendencia para determinar el potencial de crecimiento y la rentabilidad futuros del banco.


En general, el coeficiente de suficiencia de capital es la base de la solidez de las operaciones de un banco y garantiza su estabilidad frente a los riesgos. Este indicador no sólo refleja la salud financiera de un banco, sino que también afecta a su confianza en el mercado y a su potencial de crecimiento. Un capital adecuado permite a los bancos responder eficazmente a las fluctuaciones económicas y a los impagos de préstamos, mejorando así su competitividad y su atractivo en el mercado.

Capital adequacy ratio formula La fórmula para calcular el coeficiente de adecuación de capital

Al comparar el capital de un banco con sus activos ponderados por riesgo, el índice de suficiencia de capital refleja la capacidad del banco para soportar pérdidas potenciales. Se calcula como Índice de suficiencia de capital = Capital del banco ÷ Activos ponderados por riesgo x 100%, como se muestra arriba. Refleja la solidez financiera de un banco frente a la volatilidad del mercado y los riesgos potenciales y es una métrica importante utilizada por los reguladores para evaluar la salud de los bancos.


El capital bancario se clasifica en tres niveles principales: capital básico de nivel 1 (CET1), capital de nivel 1 y capital de nivel 2. El capital básico de nivel 1 es el capital de mayor calidad, que incluye el capital ordinario y las ganancias retenidas, entre otros, y puede proporcionar la protección más inmediata en caso de que un banco enfrente dificultades financieras. Por lo tanto, la suficiencia del capital básico de nivel 1 afecta directamente la tolerancia al riesgo y la estabilidad a largo plazo de un banco.


El capital de nivel 1 comprende no sólo el capital básico de nivel 1, sino también otras acciones preferentes, etc., mientras que el capital de nivel 2, que incluye la deuda subordinada, etc., es de calidad relativamente baja y sirve principalmente como un colchón adicional en caso de una crisis financiera importante. Mediante esta estructura de capital de varios niveles, los bancos pueden hacer frente a diversos riesgos de una manera más integral y garantizar la solidez y la seguridad financieras.


Los activos ponderados por riesgo son la cantidad total de activos de un banco ponderados según su nivel de riesgo. Los activos de mayor riesgo, como los bonos basura, reciben una ponderación mayor, mientras que los de menor riesgo, como los bonos del Tesoro, reciben una ponderación menor. Esta ponderación ayuda a evaluar con mayor precisión el nivel de riesgo general de un banco y garantiza que su capital pueda hacer frente a los riesgos potenciales.


Un mayor nivel de suficiencia de capital significa que los bancos son más tolerantes al riesgo y más capaces de hacer frente a la volatilidad del mercado y a las posibles pérdidas. Un capital adecuado permite a los bancos mantener operaciones sólidas en medio de la incertidumbre económica y la turbulencia del mercado financiero, mejorando así su capacidad para hacer frente al riesgo. Este sólido desempeño mejora la confianza de los inversores y los clientes, lo que hace que los bancos sean más fiables en el mercado y más eficaces a la hora de atraer inversiones y cooperación empresarial.


Por el contrario, un coeficiente de suficiencia de capital más bajo puede indicar que el banco está sometido a mayores tensiones financieras y tiene un menor apetito por el riesgo. En tales casos, los bancos pueden tener que tomar medidas, como aumentar el capital o reducir los activos de riesgo, para mejorar sus niveles de capital y garantizar la estabilidad de sus operaciones.


Por ejemplo, si un banco tiene activos totales de $10 millones, que incluyen $8 millones de activos de alto riesgo (por ejemplo, bonos basura) y $2 millones de activos de bajo riesgo (por ejemplo, bonos del Tesoro), si el capital del banco es de $2 millones, el índice de adecuación de capital es $2 millones ÷ $8 millones = 25 por ciento.


El nivel del 25% suele indicar que el coeficiente de suficiencia de capital del banco está muy por encima del requisito mínimo, lo que demuestra que el banco es muy sólido en la gestión del capital, con una fuerte tolerancia al riesgo y un alto margen de seguridad. Puede mejorar la tolerancia al riesgo de un banco frente a turbulencias del mercado o recesiones económicas y mejorar su solidez financiera general.

The role of capital adequacy ratio ¿Es mejor tener un ratio de adecuación de capital más alto?

Como indicador importante de la resistencia al riesgo y la solidez financiera de un banco, en términos generales, un nivel más alto significa que un banco es más capaz de absorber pérdidas potenciales y proteger los intereses de los depositantes e inversores. Sin embargo, un coeficiente de adecuación de capital más alto no es infinitamente mejor y es necesario encontrar un equilibrio entre seguridad y rentabilidad.


Cuanto más alto es el coeficiente, más favorable es para aumentar la resiliencia al riesgo. Permite a los bancos absorber las posibles pérdidas crediticias de manera más eficaz y responder de manera proactiva a los impagos de préstamos y a la volatilidad del mercado. Además, los bancos con coeficientes más altos muestran una mayor resiliencia en las recesiones y las crisis financieras, lo que reduce el riesgo de insolvencia.


En cuanto a la confianza del mercado, unos índices de adecuación de capital más elevados también pueden mejorar la confianza de los inversores y los acreedores, ya que estos bancos se encuentran en una posición financiera más sólida. Además, sus mayores índices también pueden ser una ventaja competitiva para atraer clientes y empresas en un mercado altamente competitivo.


Al mismo tiempo, mantener un ratio de adecuación de capital superior al requerido regulatorio no sólo asegura el cumplimiento y evita restricciones regulatorias como restricciones a dividendos o expansión de negocios, sino que también proporciona un colchón adicional que da a los bancos mayor flexibilidad operativa frente a riesgos inesperados.


Sin embargo, en términos de reducción de la eficiencia en la utilización del capital, el exceso de capital puede generar costos de oportunidad, ya que no se invierte en préstamos e inversiones de mayor rendimiento, lo que reduce la eficiencia de la utilización del capital. Además, un exceso de capital también puede diluir el rendimiento de la inversión (ROE) para los accionistas al generar menos ingresos por unidad de capital.


Además, mantener más capital puede aumentar el costo de capital de un banco, ya que el costo del capital suele ser más alto que el de la deuda, lo que puede conducir a una disminución de la rentabilidad general. Además, en un entorno de tasas de interés mercantilizadas, unos coeficientes de suficiencia de capital excesivamente altos pueden colocar a los bancos en desventaja competitiva en términos de tasas de interés y comisiones, debilitando así su competitividad en el mercado.


Al mismo tiempo, la búsqueda excesiva de altos índices de adecuación de capital puede llevar a una asignación irracional de los recursos de los bancos, haciéndolos excesivamente conservadores en el mercado y perdiendo oportunidades de apoyar el desarrollo de la economía real. Además, esa estrategia puede sesgar la estructura de negocios del banco a favor de la solidez, afectando su flexibilidad y equilibrio para alcanzar sus objetivos estratégicos de largo plazo.


Por lo tanto, la relación entre el capital bancario y los activos ponderados por riesgo no es tan alta como se podría esperar. Los bancos deberían posicionar razonablemente sus niveles de capital de acuerdo con su propio apetito de riesgo, el entorno del mercado y los objetivos estratégicos, maximizando al mismo tiempo la eficiencia del uso del capital mediante la optimización de su combinación de activos y la mejora de sus capacidades de gestión del riesgo. Respondiendo de manera flexible a los ciclos económicos y los cambios del mercado, deberían ajustar dinámicamente sus estrategias de capital para lograr el mejor equilibrio entre seguridad y rentabilidad.


A su vez, al evaluar el valor de inversión de un banco, los inversores deben tener en cuenta el equilibrio entre éste y la rentabilidad, en lugar de simplemente buscar un coeficiente de suficiencia de capital elevado. Si bien un nivel de capital más elevado mejora la capacidad de un banco para resistir el riesgo, un nivel de capital excesivamente alto puede reducir la eficiencia de la utilización del capital y la rentabilidad. Por lo tanto, los inversores deben centrarse en cómo los bancos pueden lograr un equilibrio eficaz entre la solidez del capital y el crecimiento de las ganancias.


Por supuesto, si bien un coeficiente de suficiencia de capital más alto no siempre es mejor, sigue siendo un criterio fundamental para evaluar la salud financiera de un banco. Si cae por debajo del mínimo prescrito, el banco puede estar expuesto a un mayor riesgo financiero y no ser capaz de absorber eficazmente las posibles pérdidas. Una situación de ese tipo afectaría a la estabilidad y la capacidad de funcionamiento del banco, haciéndolo más susceptible a dificultades financieras en situaciones de estrés económico o volatilidad del mercado, e incluso podría desencadenar medidas o restricciones regulatorias.

Basel III Minimum Standards for Capital Adequacy

Normas regulatorias sobre adecuación de capital

Las normas regulatorias para la suficiencia de capital son establecidas principalmente por los Acuerdos de Basilea, el marco regulatorio internacional para la industria bancaria. Los Acuerdos de Basilea están diseñados para asegurar que los bancos mantengan suficiente capital para hacer frente a los riesgos que asumen, protegiendo así la estabilidad general del sistema financiero. A través de estas normas, los reguladores pueden monitorear eficazmente la posición de capital de los bancos y reducir los riesgos financieros sistémicos.


Las principales normas regulatorias son: Basilea I, emitida en 1988. Es el comienzo del marco regulatorio financiero global. El Acuerdo fue el primero en proponer que los bancos deben mantener un coeficiente de adecuación de capital de al menos el 8 por ciento. Esto significa que los bancos deben tener un capital de al menos el 8 por ciento de sus activos ponderados por riesgo y está diseñado para garantizar que los bancos tengan suficientes reservas de capital para absorber pérdidas potenciales, mejorando así la estabilidad y la resiliencia del sistema financiero. Este requisito marcó la primera armonización de las normas de gestión de capital en el sector bancario global y sentó las bases para la regulación de capital posterior.


Basilea II, implementado en 2004, se basa en Basilea I e introduce normas de evaluación de riesgos más granulares. El Acuerdo no sólo exige que los bancos sigan manteniendo un coeficiente mínimo de adecuación de capital del 8%, sino que también amplía este criterio con ponderaciones más precisas para el riesgo crediticio, el riesgo de mercado y el riesgo operacional. Al introducir métodos sofisticados de medición de riesgos y requisitos regulatorios más estrictos, Basilea II pretende mejorar la precisión y la eficacia de la gestión de riesgos de los bancos, fortaleciendo así aún más la solidez y la estabilidad del sistema bancario.


Basilea III, introducido a raíz de la crisis financiera de 2009, introdujo mejoras significativas en los requisitos de capital de los bancos. Además de mantener el requisito mínimo del 8%, el Acuerdo introdujo normas de capital más estrictas y requisitos de gestión de liquidez más estrictos para mejorar la resiliencia del sistema bancario. Al exigir capital de mayor calidad y aumentar los coeficientes de cobertura de liquidez, Basilea III tiene por objeto mejorar la resiliencia de los bancos a las perturbaciones económicas y prevenir futuras crisis financieras.


Los bancos también deben tener un capital básico de nivel 1 (que comprende principalmente capital ordinario y ganancias retenidas) de al menos el 4,5 por ciento de sus activos ponderados por riesgo. Además, el coeficiente de suficiencia de capital de nivel 1, que incluye el capital básico de nivel 1 y el capital adicional de nivel 1 (por ejemplo, acciones preferentes), debe ser de al menos el 6 por ciento de los activos ponderados por riesgo. Estas normas garantizan que los bancos tengan suficiente capital de alta calidad para absorber pérdidas potenciales y mejorar su solidez y resiliencia generales.


Además, el acuerdo exige que los bancos mantengan un colchón de capital adicional del 2,5 por ciento, además del coeficiente mínimo de adecuación de capital del 8 por ciento. Este requisito tiene por objeto mejorar la capacidad de los bancos para hacer frente a las incertidumbres económicas y las tensiones financieras, de modo que puedan mantener operaciones sólidas en tiempos de crisis económica o volatilidad del mercado. El colchón de capital proporciona a los bancos reservas de capital adicionales para absorber posibles pérdidas y proteger su estabilidad y continuidad de operaciones.


El colchón de capital anticíclico es una disposición que permite a los reguladores exigir a los bancos que mantengan reservas de capital adicionales en épocas de bonanza económica. Su exigencia, que suele oscilar entre el 0% y el 2,5%, se ajusta en función de las condiciones económicas y la estabilidad del sistema financiero para garantizar que los bancos dispongan de capital suficiente para absorber pérdidas y mantener operaciones estables durante las crisis económicas. Esta medida tiene por objeto reforzar la solidez de los bancos durante las fluctuaciones del ciclo económico en respuesta al riesgo de una posible crisis económica.


El requisito de coeficiente de apalancamiento es una medida importante introducida por Basilea III, que exige que los bancos mantengan un coeficiente de apalancamiento de al menos el 3 por ciento. Esto significa que el capital de un banco en relación con sus activos totales no debe caer por debajo del 3 por ciento. Este requisito tiene por objeto limitar el uso del apalancamiento por parte de los bancos y evitar el endeudamiento excesivo, mejorando así la estabilidad del sistema financiero y garantizando que los bancos mantengan capital suficiente para hacer frente a los riesgos potenciales incluso cuando sus balances se expanden.


Si bien el Acuerdo de Basilea proporciona una norma regulatoria global, los reguladores nacionales pueden establecer requisitos de capital más elevados en función de sus propias condiciones económicas y características del sistema financiero. Por ejemplo, China exige a los bancos comerciales que mantengan un coeficiente de suficiencia de capital de al menos el 11,5%, que incluye requisitos de colchón adicionales para garantizar la estabilidad del sistema financiero y la resiliencia de los bancos.


En otras jurisdicciones, como la UE y los EE. UU., los reguladores bancarios también establecen diferentes requisitos de suficiencia de capital en función del tamaño y la importancia sistémica del banco y otros factores. Estos requisitos pueden ser más elevados que los estándares mínimos de Basilea III para abordar los riesgos financieros y las condiciones económicas específicas del país con el fin de salvaguardar la estabilidad financiera y proteger los intereses de los inversores.


Estas normas regulatorias de suficiencia de capital tienen por objeto garantizar que los bancos dispongan de capital suficiente para hacer frente a la incertidumbre económica y la volatilidad del mercado, reduciendo así el riesgo de crisis financieras, protegiendo a los depositantes y preservando la estabilidad del sistema financiero. Mediante estas medidas, los reguladores mejoran la resiliencia de los bancos y evitan la propagación de riesgos sistémicos.

Definición, impacto y normas del índice de adecuación de capital
Impacto Normas regulatorias
Su adecuación mejora la protección contra riesgos. Basilea I Al menos el 8 por ciento.
Lo bajo es restrictivo; lo alto proporciona más espacio. Basilea II: 8% con estándares de evaluación de riesgos.
La adecuación aumenta la confianza y la competitividad. Basilea III: Core Tier 1 4,5%, Tier 1 6%, capital total 8% + 2,5% de colchón.

Descargo de responsabilidad: Este material es solo para fines de información general y no pretende ser (y no debe considerarse) asesoramiento financiero, de inversión o de otro tipo en el que se deba confiar. Ninguna opinión expresada en el material constituye una recomendación por parte de EBC o del autor de que una inversión, un valor, una transacción o una estrategia de inversión en particular sea adecuada para una persona específica.

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