Explore las diferencias clave entre las acciones de crecimiento y de valor, y aprenda a seleccionar la estrategia adecuada para sus objetivos comerciales y tolerancia al riesgo en 2025.
Al empezar a invertir, una de las primeras decisiones que afrontará es si optar por acciones de crecimiento o de valor. Estos dos tipos de inversión representan estrategias muy diferentes, cada una con sus propias recompensas y riesgos potenciales. Comprender las diferencias clave puede ayudarle a decidir cuál se ajusta a sus objetivos financieros y a su tolerancia al riesgo.
Las acciones de crecimiento suelen provenir de empresas que se espera que crezcan a un ritmo superior al promedio en comparación con otras del mercado. Estas empresas suelen reinvertir sus beneficios para impulsar la expansión en lugar de repartir dividendos. Por otro lado, las acciones de valor suelen provenir de empresas consolidadas cuyo precio es inferior a su valor intrínseco, lo que las convierte en una opción atractiva para los inversores que buscan estabilidad y rentabilidad a largo plazo.
Tanto las acciones de crecimiento como las de valor tienen sus méritos, y la elección correcta para su cartera depende de sus objetivos financieros, su tolerancia al riesgo y el estado actual del mercado.
El centro del debate reside en la diferencia fundamental entre las acciones de crecimiento y las acciones de valor. Las acciones de crecimiento son acciones de empresas que se espera que crezcan más rápido que la media del mercado, a menudo gracias a la innovación, nuevos productos o la expansión a nuevos mercados. Estas acciones no suelen pagar dividendos, ya que las empresas reinvierten sus ganancias para financiar el crecimiento futuro. En consecuencia, las acciones de crecimiento tienden a ser más volátiles, pero ofrecen el potencial de obtener elevadas plusvalías a largo plazo.
En cambio, las acciones de valor son acciones de empresas consolidadas que están infravaloradas por el mercado. Estas acciones suelen tener ratios precio-beneficio (P/E) más bajos, y los inversores las compran porque creen que el mercado no ha reconocido su verdadero valor. Mientras que las acciones de crecimiento se centran en la expansión futura, las acciones de valor se centran en comprar empresas consolidadas con descuento, con la expectativa de que el precio de sus acciones suba a medida que el mercado reconozca su verdadero valor.
Ambos tipos de acciones juegan un papel crucial en la construcción de una cartera diversificada, y la clave es saber cuándo y cómo utilizar cada uno.
La siguiente pregunta que surge con frecuencia es: ¿cómo decidir qué estrategia seguir? La respuesta depende de sus objetivos de inversión, su tolerancia al riesgo y la situación actual del mercado.
Si eres un inversor con una visión a largo plazo y te sientes cómodo con cierto nivel de riesgo, las acciones de crecimiento podrían ser una excelente opción. Estas acciones ofrecen la posibilidad de obtener altos rendimientos, pero conllevan volatilidad y su valor puede fluctuar significativamente. Piensa en empresas tecnológicas como Apple o Amazon: si bien los precios de sus acciones pueden ser impredecibles a corto plazo, su potencial de crecimiento a largo plazo es enorme.
Por otro lado, si tiene mayor aversión al riesgo y prefiere la estabilidad, las acciones de valor podrían ser una mejor opción. Estas acciones suelen ser menos volátiles y suelen pertenecer a sectores más estables, como bienes de consumo, servicios públicos o atención médica. Al estar infravaloradas, suelen ofrecer un potencial de rentabilidad constante e incluso pueden generar dividendos. Por ejemplo, empresas consolidadas como British Gas o HSBC ofrecen un crecimiento e ingresos constantes, lo que las convierte en ideales para inversores conservadores o quienes buscan mayor seguridad en mercados inciertos.
El rendimiento de las acciones de crecimiento y valor puede verse fuertemente influenciado por el ciclo del mercado. Las acciones de crecimiento suelen tener un buen rendimiento durante períodos de expansión económica, cuando la demanda de los consumidores es alta y las empresas se expanden rápidamente. Por el contrario, las acciones de valor suelen ser más adecuadas para condiciones de mercado más lentas o recesiones económicas, cuando los inversores se vuelcan a empresas más seguras e infravaloradas con una trayectoria demostrada.
Uno de los desafíos de invertir en acciones de crecimiento es que son más susceptibles a la percepción del mercado. Si una acción de crecimiento no cumple con las expectativas de los analistas o si las condiciones generales del mercado cambian, estas acciones pueden experimentar caídas significativas en sus precios. Por ejemplo, durante la crisis económica mundial de 2020, muchas acciones tecnológicas sufrieron fuertes caídas a pesar de su potencial de crecimiento a largo plazo.
Sin embargo, las acciones de valor tienden a ser más resilientes en tiempos difíciles porque ya tienen un precio más bajo en relación con sus ganancias. Incluso cuando el mercado en general atraviesa dificultades, los operadores pueden seguir viendo valor en estas acciones, lo que puede conducir a un crecimiento más lento, pero más estable.
Para una cartera equilibrada, suele ser beneficioso equilibrar acciones de crecimiento y de valor. En épocas de crecimiento económico, las acciones de crecimiento pueden tener un rendimiento superior, mientras que las de valor pueden ofrecer mayor protección durante las correcciones del mercado. Al incorporar ambas en su estrategia de inversión, puede gestionar el riesgo y maximizar el potencial de rentabilidad tanto en ciclos de mercado alcistas como bajistas.
La cartera ideal probablemente incluirá una combinación de acciones de crecimiento y de valor, lo que le permitirá beneficiarse tanto de una mayor rentabilidad como de una mayor estabilidad. Una buena regla general es asignar una parte de su cartera a acciones de crecimiento si busca una revalorización del capital y está dispuesto a capear la volatilidad. Al mismo tiempo, debería considerar añadir acciones de valor para una mayor estabilidad, especialmente si busca dividendos consistentes y crecimiento a largo plazo.
La asignación exacta dependerá de su tolerancia al riesgo y sus objetivos de inversión. Un inversor más joven con un horizonte temporal más amplio podría inclinarse más por las acciones de crecimiento, mientras que alguien próximo a la jubilación podría preferir invertir una mayor parte de su cartera en acciones de valor para garantizar una rentabilidad más estable.
Otra consideración importante es la sincronización del mercado. Durante períodos de expansión económica, las acciones de crecimiento pueden ofrecer la mayor oportunidad. Sin embargo, durante las desaceleraciones económicas o cuando el mercado parece sobrevalorado, las acciones de valor podrían volverse más atractivas, ya que los inversores buscan ofertas y rentabilidades más predecibles.
Aspecto | Acciones de crecimiento | Acciones de valor |
Definición | Acciones de empresas con alto potencial de crecimiento. | Acciones de empresas establecidas que cotizan por debajo de su valor. |
Características | Alto potencial de crecimiento. Nulos o bajos dividendos. Reinvertir las ganancias. |
Subvalorado. Ingresos estables. Puede ofrecer dividendos. |
Riesgo | Mayor riesgo debido a la volatilidad del mercado. | Menor riesgo, más estable. |
Objetivo del inversor | Ganancias de capital a largo plazo. | Rendimientos e ingresos constantes. |
Ejemplos | Tesla, Amazon, Netflix. | Coca-Cola, HSBC, Procter & Gamble. |
Rendimiento en mercados alcistas | Supera el crecimiento de la economía. | Podría tener un rendimiento inferior en mercados fuertes. |
Rendimiento en mercados bajistas | Más volátil y puede caer bruscamente. | Más resistente, tiende a mantenerse estable. |
Preferencia del inversor | Para inversores de alto riesgo y crecimiento a largo plazo. | Para inversores conservadores que buscan estabilidad. |
Valuación | Relación precio-beneficio elevada, que refleja expectativas de crecimiento. | Relación precio-beneficio baja, considerada infravalorada. |
Tanto si es nuevo en el mundo de la inversión como si es un inversor experimentado, comprender la dinámica entre las acciones de crecimiento y las de valor es fundamental para crear una cartera equilibrada y exitosa. Las acciones de crecimiento ofrecen el atractivo de una alta rentabilidad, pero conllevan un mayor riesgo, mientras que las acciones de valor ofrecen estabilidad y rentabilidades consistentes, especialmente en tiempos de incertidumbre.
Al considerar cuidadosamente sus objetivos de inversión, su tolerancia al riesgo y el entorno general del mercado, puede adaptar su cartera para aprovechar al máximo tanto la inversión en crecimiento como en valor. Con un poco de estrategia y diversificación, puede asegurarse de que su cartera esté bien posicionada para prosperar, independientemente de los desafíos del mercado.
Aviso legal: Este material tiene fines meramente informativos y no pretende ser (ni debe considerarse) asesoramiento financiero, de inversión ni de ningún otro tipo en el que se deba confiar. Ninguna opinión expresada en este material constituye una recomendación por parte de EBC o del autor sobre la idoneidad de una inversión, valor, transacción o estrategia de inversión en particular para una persona específica.
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