El euro está cerca de un mínimo de dos años, con un débil crecimiento de la eurozona, una caída de la confianza alemana y un BCE cauteloso a la hora de aplicar medidas de flexibilización a pesar de la estabilización de la inflación.
El euro no se aleja demasiado de su mínimo de dos años y hay pocas señales de mejora en la eurozona. En la última encuesta del IFO, la confianza empresarial de Alemania se desplomó en diciembre a su nivel más bajo desde mediados de 2020.
La economía del bloque cobrará menos impulso de lo previsto el próximo año y se expandirá a un ritmo del 1%, según una encuesta de Bloomberg. Los analistas también redujeron su pronóstico para 2026 al 1,2%.
Son más pesimistas que el BCE, que redujo sus perspectivas en su última reunión de política monetaria, pero las autoridades esperan que los hogares impulsen la recuperación a medida que aumenten los ingresos y se estabilice la inflación.
La presidenta Christine Lagarde dijo que la eurozona se estaba " aproximando mucho" a alcanzar el objetivo de inflación a mediano plazo, según un informe del FT. Esto sugiere que el banco central sigue inclinado a aplicar medidas de flexibilización.
Subrayó que se opone a las represalias de Europa a las amenazas arancelarias hechas por Trump porque " esta forma conflictiva de abordar el comercio es simplemente mala para la economía global en general " .
Occidente debería dejar de sugerir conversaciones de paz al presidente ucraniano Volodymyr Zelenskyy y, en cambio, asegurarse de que sus promesas de garantías de seguridad a Kiev no sean " vacías " , advirtió la semana pasada el jefe diplomático de la UE.
Una ruptura a la baja nos da más razones para mantener una postura bajista respecto del euro, aunque ha encontrado soporte en torno a 1,0350. Una ruptura por encima de la línea de tendencia descendente es lo que se necesita para revertir esa tendencia.
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